miércoles, 5 de marzo de 2014

Regreso al naufragio del SMS Dresden en la Robinson Crusoe.





Con mi buddy de buceo Francisco Inzunza, a fines del año pasado tuvimos nuevamente la oportunidad de ir a bucear en el mítico naufragio del SMS "DRESDEN", un buque de guerra de la Ira Guerra Mundial cubierto por un manto de leyenda e historias de mar dignos de la mejor literatura mundial.
Aquí les comparto el escrito de este buceo realizado por Francisco.




Sábado, 5 de la tarde, entretenido asado con el grupo de amigos buceadores (Old Divers Tec), conversación amena, chistes y bromas por doquier, en medio de ellas, Daniel nos comenta que es posible que podamos ir nuevamente a Bahía Cumberland, isla de Robinson Crusoe, para bajar nuevamente al SMS Dresden, noticia que es por todos muy bienvenida.
Video del Buceo en el SMS DRESDEN

Junio de 2012, Bahía Cumberland, acabamos de terminar el segundo buceo en el SMS Dresden. La alegría es completa, han sido dos buceos increíbles a este pecio alemán de la primera guerra mundial, inmersiones casi perfectas. En mi mente se instala el deseo de volver algún día, pese a las dificultades logísticas de llegar a este lugar con el equipo de buceo técnico necesario para la inmersión.




Miércoles 4 de diciembre, luego de almorzar, reviso mi correo y encuentro un mensaje de Daniel: "Se confirma viaje, nos juntamos en mi casa mañana a las 09:00". Excelente, nos vamos al Dresden de nuevo, hay poco tiempo y debo revisar el equipo y arreglar los últimos detalles. Paso a cargar aire, aire enriquecido al 50% y oxígeno puro. Estos gases son los que nos van a permitir realizar la ascensión y acortar los tiempos de descompresión. Reviso implementos, boyas, cabos, reguladores, linternas, computadores, traje, guantes, repuestos y una larga lista de ítems necesarios tanto para el buceo como para cualquier eventualidad que podamos tener. Además de esto, debo coordinar temas personales para los días que estaré fuera. Finalmente, ya cerca de media noche, tengo todo listo para viajar al día siguiente a Valparaíso.

Jueves 5 de diciembre, 10:00 hrs, estamos arreglando, revisando y cargando los equipos en la camioneta de Daniel. Hemos cargado una camioneta completa con cajas, botellas y scooters, tanto equipo sólo para dos personas ¡Qué tiempos cuando ir a bucear era sólo tomar un traje de baño y una toalla!. Después de un tiempo, ya tenemos todo listo y nos dirigimos al puerto para embarcar equipos, tarea que en esta oportunidad contó con el apoyo de una grúa que nos alivió la labor. Hora de ir a almorzar al Club Naval para esperar el embarque de pasajeros antes de zarpar a media noche.

Después de 30 horas de navegación relativamente tranquila y esta vez sin mareos, hemos llegado a Bahía Cumberland. En el trayecto, cargamos baterías de cámaras y scooters, revisamos linternas, acordamos el plan de la inmersión y definimos las paradas de descompresión. Estamos listos para bucear nuevamente el Dresden. Hay una mezcla de emoción y ansiedad que nos invade. ¡Ya queremos irnos al agua!


El plan consiste en navegar con los Scooters "SUEX" (XJOY7 y XJOY14) desde donde está fondeado el buque hasta la boya y el cabo de fondeo, que previamente hemos lanzado para señalar el punto de inmersión, de acuerdo a la información de posicionamiento que tenemos. Una vez que lleguemos a la boya, iniciaremos el descenso al buque, que esperamos encontrar a partir de los 58 metros de profundidad y hasta los 65 metros en que está el fondo. Luego, intentaremos hacer un recorrido a lo largo del buque para iniciar el ascenso por el cabo.



La primera tarea por tanto, fue bajar el equipo 4 pisos desde el pañol de buceo donde estaban, a la plataforma de desembarque del buque LSDH Sargento Aldea, nuestro punto de operaciones donde hemos realizado el viaje. Luego vestirse, montar todo, revisión previa y al agua. Mientras Daniel me pasa las botellas de stage y scooters que usaremos ambos, trato de acomodar el equipo lo mejor posible y no alejarme de la plataforma por la corriente. Después de unos instantes, Daniel entra al agua, le paso su equipo e iniciamos la navegación.

Alcanzar la boya nos tomó unos 20 minutos para los aproximadamente 500 metros que la separaban del buque, lo que nos pareció una eternidad. Mi scooter, de menor capacidad que el de Daniel, apenas podía propulsarme en superficie con todo el equipo a cuestas. Para avanzar mejor, fue necesario ir con el cuerpo levemente bajo el agua, obligando a usar gas de la inmersión. Finalmente llegamos a la boya, una breve revisión, abrir botellas de etapa, cross check e iniciamos el descenso.


10, 20, 30 metros, seguimos descendiendo mientras compensamos los oídos y ponemos algo de aire en el traje seco, miro hacia arriba y veo a Daniel seguirme en el descenso sin problemas, vamos bien, continuemos, 40 metros, se divisa el buque, 50 metros, ya puedo ver el fondo a 65 metros y los detalles del buque. Aplico el "freno", al poner aire en el BCD (Chaleco compensador) y detengo mi descenso al lado del buque, estamos a 58 metros. Miro a mi alrededor y veo el cabo enredado en la estructura del buque, mientas Daniel llega, la desenredo, sin darme cuenta, el tiempo pasa, veo que Daniel está buscando donde penetrar el buque, la bolsa con la botella de vino que hemos llevado como "ofrenda" por dejarnos llegar tan lejos, le impide progresar, se la saco y le indico que ahora la tengo yo.

El lugar está tal como lo recuerdo de la inmersión anterior, hace ya casi un año y medio. Estamos sobre el sector de la popa, cerca de la cabina del capitán, sobre la cubierta, que está inclinada a babor unos 10 a 15 grados, donde aún se pueden observar restos de los aparejos del buque. A lo lejos, distingo algunos de los cañones y torretas fuera de su posición, como mudos testigos del paso del tiempo desde su último combate, cuando 99 años atrás, su capitán decidió hundirlo para que no cayese en las manos del enemigo. Luego de un momento, iniciamos el recorrido con los scooters Suex. Se siente bien, logro avanzar a buena velocidad sin tener que aletear, pero más lento que las pruebas que hice. Es impresionante como afecta la hidrodinámica las botellas de stage, cámaras fotográficas y linternas. Trato de mirar para todos lados, encontrando detalles que no vi la vez pasada, rejillas, baldosas o ladrillos, estructuras propias del buque y lugares que me son familiares, todo está bien pero ¿Dónde está Daniel? No lo veo ¿Habré perdido el rumbo? Debería estar a mi lado, me giro, no está, subo un poco, miro y a lo lejos veo una luz, o varias mejor dicho, ese es Daniel, definitivamente ahí está, enciendo el scooter y enfilo en esa dirección. Al llegar, lo veo tomando fotografías. Siento que queda mucho por recorrer, pero debo revisar mi reloj, que me indica que ya es tiempo de subir. El tiempo ha pasado demasiado rápido, pero aún me queda el buceo del día siguiente, pienso para mis adentros. Antes, eso sí, dejamos nuestra "ofrenda" en la cubierta del buque, sector de popa, que es una botella firmada con los nombres de Daniel y mío, y la fecha del buceo, 7 de Diciembre de 2013. Esperamos que algún otro buzo que llegue por esos lados, pueda tomarla y dejar su "ofrenda" en reemplazo de ésta, y que disfrute de un buen vino. El mar siempre cobra, y esta vez, quisimos pagar por anticipado!

Ya estamos en el ascenso, aunque hemos tenido algunas dificultades, seguimos en control de la situación. Nos espera un largo camino a la superficie de casi una hora de paradas de descompresión. Los minutos pasan, vamos ascendiendo y haciendo los cambios de gases. A los 9 metros, recuerdo que debemos poner rumbo a tierra, según lo que habíamos acordado. Le indico a Daniel, quien se prepara para hacer la maniobra. Sin embargo, al empezar a avanzar veo que se le había soltado su boya, y me desvío a recogerla, la engancho junto a mi carretel, me giro para ubicar a Daniel y no lo veo ¿Dónde se metió? Miro por todos lados, no lo encuentro. A diferencia del buceo recreativo, donde por procedimiento, los compañeros de buceo que se pierden uno del otro, deben subir a superficie para reunirse, las obligaciones de las paradas de descompresión del buceo técnico no permiten esto. Debo quedarme y completar mi plan de descompresión. Aún me quedan largos 25 minutos más para poder salir a superficie. Mientras tanto, me dedico a verificar profundidad, hago cambio al stage de oxigeno a los 6 metros, reviso mi tabla de plan de descompresión y luego de un rato, comienzo a sentir frío. Mientras tanto Daniel, luego de algunos problemas, completa su descompresión y sale a superficie, localizando las boyas bajo las cuales aun me encontraba en la deco. Él verifica que yo esté bien y me espera en las cercanías. Por mi parte, mientras completo el plan de descompresión, desconozco que Daniel me tiene a vista, y espero encontrarlo en superficie para iniciar el regreso al buque. Además, ambos ignorábamos que Daniel estaba desarrollando un cuadro de hipotermia cuya génesis estuvo en la navegación inicial al punto de buceo, debido a que por no gastar aire de las bibotellas para poder reservarlo para el buceo, el había hecho el trayecto con la cabeza sobre el agua, lo que hizo que el chorro de agua de su scooter le pegara directo en el pecho por el periodo de navegación. A esto, debemos sumar el extenso buceo, con un tiempo total sobre los 75 minutos y el uso de oxigeno para las deco, que hace que el cuerpo pierda más calor, y por lo tanto, empeoraba el cuadro que ya teníamos.

Finalmente, y luego de mucho frío en los últimos interminables minutos de la parada de deco, llego a superficie, ubico el buque, ubico tierra, y en eso al girar veo a Daniel flotando a unos metros, quien me indica que está bien, le hago saber a su vez que yo también me encuentro bien e iniciamos el regreso al buque a unos 300 metros de distancia. A medio camino, mi scooter se apaga, la batería se ha agotado completamente y debo ser remolcado por Daniel, quien aún tiene su scooter funcionando, un modelo superior al mío. Aún estamos muy lejos del buque, por lo que no dejo de pensar que ojalá no se quede sin batería a medio camino. Nadar con todo el equipo a cuestas es algo que en ese momento estaba lejos de agradarme.

Minutos después, estamos al lado de la plataforma. Al iniciar este periplo, ésta se veía a ras del agua, pero ahora, parece estar a una altura inalcanzable ¿Qué hacemos? Estoy cansado, ya llevamos más de 3 horas en el agua y no veo a nadie que nos pueda ayudar con el equipo, debemos buscar otra forma de abordar. Al doblar al final de la plataforma por la banda de estribor, vemos un bote zodiac, esa es la forma en que saldremos del agua. Nos acercamos y comenzamos a sacarnos el equipo y lanzarlo dentro del bote: primero las botellas de stage de oxigeno, que se sienten más pesadas que nunca, luego, las de aire enriquecido. De pronto, Daniel me dice que se siente mareado, me acerco, lo miro y lo veo pálido y algo perdido. Le comienzo a sacar el equipo, botella de stage, plomos, soltar el ala con las bibotellas, para una vez liberado, subir al bote. Luego, me saco mi equipo, subo al bote y veo a Daniel tendido en el zodiac y me dice que sigue mareado. Ambos, cada uno por su lado supone, que es debido al esfuerzo de la inmersión, ni se nos cruza por la cabeza que pueda ser hipotermia. A los pocos minutos, la gente del buque baja a ayudarnos, nos trasladan en el zodiac a la plataforma y nos sacan del agua. Daniel está empeorando y se decide el traslado al apoyo sanitario que dispone el buque (similar a un hospital cat 2) del buque, iniciando las maniobras. El traslado desde la plataforma a la dependencias del apoyo sanitario significa subir los 4 pisos que los separan, pasando por "escaleras de buque", es decir, estrechas y bastante inclinadas. Minutos después, ya estaba en tratamiento para la hipotermia, deshidratación y estabilización general.


Dos días después, habiendo dormido todo y más de lo que alguien puede dormir, Daniel ya estaba repuesto y haciendo de las suyas. Nuestra aventura, por esta vez, había concluido.


Indudablemente a nadie le gusta estar en situaciones límite o que comprometan la propia integridad y seguridad, sin embargo, estas situaciones ocurren, y en buceos de complejidad como éste, la probabilidad es aún mayor. La capacitación, entrenamiento y posterior reentrenamiento de habilidades adquiridas en los cursos de buceo, permite minimizar estos riesgos, y cuando ellos ocurren, enfrentarlos de la mejor forma posible. Además, la elección del compañero de buceo es fundamental, ya que si bien un buzo debe ser 100% autónomo para salir de los problemas que pueda tener, ayuda mucho psicológicamente el saber que tu compañero está tomando las mejores decisiones posibles ante una contingencia, aliviando tu carga de estrés para tú tomar tus propias decisiones. Sin embargo, aunque todos cometemos errores, pocas veces se hace el trabajo de análisis adecuado de cuáles fueron y por qué ocurrieron. Es imprescindible que un buen buceador desarrolle esta capacidad, no para buscar un culpable, sino para adoptar las medidas necesarias para no cometerlos de nuevo. Esta vez salimos bien, pero no queremos jugar a la lotería.
Escrito por Francisco Inzunza.

Sin duda fue un buceo agotador, pero simplemente el entrenamiento constante, la planificación y el conocimiento mutuo permitió sortear una serie de problemas.   
Saludos a todos y buenas aguas, 
Daniel Malfanti

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