miércoles, 1 de agosto de 2012

Expedición al SMS Dresden, por Daniel Malfanti y Francisco Inzunza, julio 2012

A continuación les relatamos bajo las palabra de Francisco, una de las expediciones más interesantes que hemos hecho, tanto por su valor histórico al capturar en imágenes este importante naufragio, como por las complicaciones técnicas  que involucraba.  Y aprovecho de agradecer al Comandante  y la tripulación de la LST Chacabuco, que nos permitió llevar adelante esta exploración que ahora compartimos.
Martes 24 de Julio, ya tarde, al ver mi correo electrónico, veo un mensaje de mi amigo Daniel preguntando quien podría tomarse unos días para, en un viaje relámpago, ir a al archipiélago Juan Fernandez, a bucear el pecio del SMS Dresden.

El buceo al SMS Dresden lo veníamos conversando desde el año pasado, cuando estábamos en la preparación del proyecto "Reencuentro con la Esmeralda Sumergida" con los Old Divers Tec, que nos llevo a bucear la corbeta de Prat, descansando en el fondo de la bahía de Iquique. 

El SMS Dresden fue un buque alemán de la primera guerra mundial, protagonista de una histórica batalla naval contra la marina inglesa en las costas de Coronel, región del Bio Bio,  a quienes les propinaron una estrepitosa derrota, lo que llevó a los ingleses a perseguir a la flota alemana, en respuesta a la afrenta recibida. 

Finalmente, se enfrentaron nuevamente en combate en las cercanías de las islas Falkland o Malvinas, siendo la marina alemana derrotada en esta oportunidad, perdiendo a todos los buques que participaron excepto el Dresden, quien sólo se salvó sólo gracias a la mayor velocidad que le dieron sus turbinas. 

Con múltiples daños, el SMS Dresden emprendió la huida por el sur de Chile, escondiendose en los canales de la Patagonia Chilena de la caza que los ingleses emprendieron. 
Con daños,  sin carbón y pocos víveres, recibió la ayuda de colonos alemanes en la zona, lo que le permitió seguir la huida para finalmente llegar a bahía Cumberland, en la isla de Robinson Crusoe, en el Archipiélago de Juan Fernandez, donde enfrento a los ingleses por última vez. Sin posibilidad de poder salir victorioso de batalla, su capitán decidió hundirlo, a fin de evitar su captura por el enemigo. Desde entonces, el fondo marino es su última morada.

El plan consistía en viajar por mar a la isla, ya que de esa forma podríamos llevar nuestro equipo de buceo técnico, aproximadamente nos 110 kg por cada buceador. Una vez en el lugar, el plan de buceo consistía en ubicar el lugar del naufragio y poner un cabo de descenso, la planificación del buceo consistía en bajar a un máximo de 65 mts por 22 minutos de tiempo de fondo. 

Esto, que puede ser un tiempo muy breve para tanto esfuerzo, iba a significar hacer múltiples paradas de descompresión con EAN 50 (aire con 50% de oxigeno) y con oxigeno puro. No antes de 50 minutos recién podríamos volver a la superficie. 


Sin duda, nos enfrentábamos a un buceo complejo y de cuidado, pero con la convicción y la tranquilidad de tener la formación y la práctica  necesaria para hacerlo con seguridad.La fecha de zarpe estaba fijada para el viernes 27 de Julio, por lo que los días previos, los preparativos fueron intensos. Había que revisar el correcto funcionamiento del equipo, preparar botellas y mezclas de gases, además de dejarlos temas personales arreglados
La marejada reinante en la zona hizo que el viaje a la isla fuese algo movido. Daniel, con sus años en la marina, estaba como pez en el agua, pero a mi, que no estoy acostumbrado a estas navegaciones oceánicas, me tuvo a mal traer por algunos momentos. Finalmente, luego de poco mas de 30 horas de viaje, estábamos fondeando en bahía Cumberland.
Comenzamos entonces las preparaciones finales, estábamos cerca de nuestro objetivo. Procedimos a armar equipos, revisar nuevamente todo, chequeos cruzados, preparas el zodiac, bajar los equipos al bote, ponernos nuestros trajes secos y finalmente listos para ir al sitio de buceo.
Daniel capitaneando el zodiac y yo preparando el fondeo, metro a metro íbamos chequeando el GPS según las coordenadas establecidas por Daniel. 10 metros, 5 metros, FONDO! El cabo desciende en toda su extensión, chequeamos la profundidad con la eco sonda y estamos en el punto. Estamos sobre el Dresden.


Luego de ponerse todo el equipo, nos lanzamos al agua, última verificación de rigor y comenzamos el descenso por el cabo, Daniel primero y yo después. El cabo, que se perdía en el azul del mar, sin referencias, era fundamental para bajar con seguridad. Lentamente, el descenso prosigue. Una molestia en mis oídos y el no poder compensar uno de ellos hace que me detenga. Trato una, dos veces de compensar, si no lo logro, debo abortar el buceo. 
Decido hacer un tercer intento, si no logro compensar, todo acaba ahí. Mientras, veo a Daniel subir a ver que me pasaba, le indico que tengo problemas en los oídos, último intento, el dolor cesa, podemos seguir bajando. 20 mts, azul por todos lados, 30 mts, seguimos descendiendo, Una sombra se divisa en el fondo, 40 mts, la sombra empieza a tomar forma, 50 mts, lo veo, veo el caco del SMS Dresden, 58 mts, llegamos, estamos en el sector de popa del Dresden, chequeamos todo de nuevo fijamos flotabilidad neutra y dejamos el cabo. A esta profundidad, estamos sometidos a 7 veces la presión atmosférica, la narcosis por nitrógeno es evidente, no somos inmunes, pero se mantiene bajo control.

El recorrido comienza entonces, de popa al sector medio del buque, vamos por la cubierta, vemos muchos restos sobre la cubierta, el ancla de respeto, formaciones que creemos son parte de las chimeneas del buque, pero después analizando las fotos, veremos que en realidad, son parte de los cañones con que contaba el buque. Avanzamos, bajamos hasta los 64 mts, el mar, azul, inmenso, con luz a pesar de la hora, cerca de las 6 de la tarde, muchos peces, cardúmenes completos. 
Periódicamente vamos controlando la profundidad, el tiempo y el aire que queda en nuestras botellas. 

Daniel dispara su cámara fotográfica por todos lado. Yo me pongo a todas la fotos como si fuese un Pokemon. Chequeo mis instrumentos de nuevo, hay que volver, estamos cumpliendo el tiempo. Levanto la cabeza y busco a Daniel para avisarle que debemos volver, pero el ya me estaba haciendo la seña de que debíamos subir. Nuestra visita al pecio del SMS Dresden se había terminado. Volvemos al cabo y comenzamos el ascenso. Nos esperaban 50 minutos de paradas de descompresión. En la mitad del ascenso, noto que Daniel estaba tiritando, le pregunto por señas y me lo confirma. Debe estar inundado, pero por más frío que sienta, no podemos salir antes de completar el plan de descompresión. Hacerlo sería enfrentarse con seguridad a sufrir enfermedad descompresiva, con alta probabilidad de consecuencias mortales. 

Daniel debe aguantar el frío y yo debo estar atento por cualquier eventualidad. Aún nos quedan largos minutos de descompresión.
Finalmente, luego de 72 minutos, volvemos a superficie, ahora podemos celebrar. Ya de vuelta en el buque, compartimos la experiencia, vemos algunas fotos y el video de la inmersión. Ahí me doy cuenta de lo que eran las formas que vi abajo. La felicidad y alegría es total.
Nuestro buque debía regresar al otro día al continente. Según itinerario, no tendríamos tiempo de bucear nuevamente, sin embargo, retrasos en los trabajos de descarga y carga en bahía Cumberland, nos estaban dando una ventana de tiempo para una segunda inmersión. Afortunadamente, pudimos conseguir un compresor para poder recargar nuestras bibotellas con aire. Revisamos los stages y aún teníamos suficiente EAN 50 y Oxigeno para esta segunda inmersión. No dudamos ni un segundo y nos comenzamos a preparar de nuevo.
Daniel dice que el mar siempre cobra. Esta, una de sus frases favoritas, al menos en buceo, cada vez se la voy creyendo más. Luego de los preparativos previos, fondear y ponerse el equipo, vamos nuevamente al agua. El descenso se hace por el cabo, esta vez sin complicaciones en mis oídos. Llegamos al fondo, un poco alejados del buque, por lo que tendremos que nadar a él. Estamos a 64 mts de profundidad.Esta vez voy con mi cámara de video y unos focos de iluminación para filmar, tranquilamente, recorremos el buque y reconocemos mejor aquellas cosas que habíamos notado en las fotos la noche anterior. Vemos nuevamente las torres de artillería, el ancla de respeto, muchos escombros. El plan de buceo era el mismo que el día anterior, máximo 65 mts, 22 minutos de fondo y múltiples paradas de descompresión hasta completar un tiempo total de 72 minutos de buceo.
Dado que en esta segunda oportunidad el cabo de ascenso quedó alejado unos 20 mts del buque, al final del tiempo de fondo programado estábamos muy lejos del él. Para poder salir a superficie, tendríamos que lanzar boyas amarradas al hilo de un carretel. Hacer esta sencilla operación en superficie o en buceos a menor profundidad, no representa ninguna complejidad, pero a 65 mts, con los efectos de la narcosis por nitrógeno, esto se transforma en una tarea bastante compleja. En este proceso estaba cuando dejé mi cámara de video y las luces a un lado, ya que no podía maniobrar correctamente para lanzar la boya. 


Cuando finalmente lo logré, comenzamos el ascenso con Daniel. Mientras estábamos en la parada de los 33 mts, me di cuenta de que mi cámara se había quedado en el fondo, en la cubierta del Dresden. El mar me había cobrado.Molesto conmigo mismo, seguimos el plan de paradas de descompresión hasta finalmente llegar a superficie. Como subimos con boyas, la corriente nos alejó unos 400 mts del punto de fondeo. Una vez en superficie, y luego de orientarnos, comenzamos a nadar en dirección al buque, a unos 200 mts de distancia. Como a Daniel le molestaba el casco que usa, con linternas y la cámara de video de él, se lo sacó para acomodarlo en los ganchos de su equipo, con tal mala fortuna, que en una maniobra el casco se le soltó y se fue al fondo. El mar le había cobrado.

Luego de un buen rato nadando en dirección al buque, con un poco de corriente en contra, un bote nos vino a buscar. Nuestra segunda inmersión al Dresden había finalizado. El mar nos quiso cobrar por todos lados, finalmente logró arrebatarnos cámaras, linternas y un caso, junto a las imágenes registradas. Para algunos esto puede ser un costo altísimo, para nosotros, luego de las experiencias vividas, solo es una considerable propina, pero no la cuenta. Como servicio de utilidad pública, aquel que buceando el SMS Dresden encuentre una cámara de video con un par de focos de iluminación, un computador de buceo suunto mosquito o un casco con unas linternas y una cámara, por favor contactar a los protagonistas de esta aventura.
Texto: Francisco Inzunza.
Fotografías: Daniel Malfanti

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que buen relato! Sentí en parte la emoción que Uds. deben haber vivido.
Felicitaciones por el buen buceo realizado!

Orlando

Víctor (el máster) dijo...

Felicitaciones.

Es difícil manifestar los sentimientos después de esta especial incursión. Pero atención con la seguridad.

Cristian dijo...

Estimados y finalmente publicaron el sitio de los nueve naufragios en chile, me gustaría comparo. solo he buceado en uno de ellos el Lynch.

Saludos

Cristian dijo...

quise decir el libro... sorry la narcosis de N2

El curso de Buceo Técnico y su importancia para quienes exploran y/o van más profundo.

Aquí en Chile debido a la llegada tarde de muchas agencias de buceo internacionales, por años se buceo sin tener cursos de altos estándar...