Hace un tiempo atrás junto a unos muy buenos buzos y fotógrafos fui a bucear al remolcador Caupolican, un pequeño remolcador de la Marina que en un trágico accidente se hundió en el puerto de Valparaíso en el año 1985.
En el mes de diciembre de 2009 yo, Daniel Malfanti, junto a Jorge Kitzing, Fernando Olivares, Luis Rossel y Javier Naretto, todos experimentados buzos y fotógrafos submarinos nos dirigimos a las profundidades en busca de este remolcador que descansa en las profundidades del mar del puerto de Valparaíso.
El día del buceo el mar estaba calmo y la visibilidad superficial estaba espectacular con un día muy soleado, es así que al iniciar el descenso por la línea guía en medio de unas aguas que tenían una visibilidad bastante aceptable para la zona, 5 metros, fuimos descubriendo la silueta de este naufragio a medida que nos acercábamos al fondo, y cuando ya estábamos en los 19 metros de profundidad podíamos observar la silueta del naufragio, y al llegar a su lado vimos que ya se encontraba con gran cantidad de vida marina en su interior y exterior, en el casco se encontraba una gran cantidad de vida marina, lo que le daba al naufragio una apariencia de una ciudadela de vida en medio de la nada, al mirar los profundimetros pudimos comprobar que estábamos a una profundidad de 23 metros.
Así iniciamos el recorrido por el naufragio, el cual como ya habíamos acordado, no incorporaría ingresar a su interior, pues no era seguro y recomendable hacerlo, mientras recorríamos Jorge, Fernando, Luis y Javier fotografiaban y filmaban el buque, eso sí debo recordar que previó al buceo en una lamentable situación con mi camioneta casi destruí la cámara de fotos de Luis, pero quiso el destino que se salvara a un atropello. Pero bueno así transcurrió el tiempo, recorriendo por fuera este remolcador, donde pudimos observar sus líneas muy estilizadas, y la pequeña cubierta de trabajo para con las espías cuando prestaba servicios en sus mejores años. Sin duda el ver el constante relampagueo de los flashes pude apreciar como ellos con su labor rescataban a este viejo buque de las profundidades del mar, de esa tumba añorada por los fierros que lo surcan en constante lucha contra las inclemencias de la fuerza poderosa del mar.
Es así que el tiempo de fondo estimulado se cumplió y debimos emerger a la realidad, le avise a Fernando el cual transportaba su imponente maquina fotográfica que ya era hora de irnos, al llegar a superficie nos subimos al bote que nos acompañaba en esta aventura al pasado en el fondo del mar, que sin duda quedará en la retina de quienes la vivieron.
Buena mar y buena visibilidad,
Y recuerden sólo hacer bajo el mar lo que están entrenados y capacitados,
Saludos Daniel