A continuación podrán leer un interesante artículo sobre unos buceos realizados en la Corbeta “Esmeralda” en noviembre del año 2008, el cual fue escrito por Jorge Kitzing.
Tres afortunados chilenos, dos oficiales de marina (Jorge Kitzing y Arturo Rojas) y un civil (Felipe Mongillo), todos especialistas en buceo técnico tuvieron la oportunidad de bucear durante cinco ocasiones en la gloriosa Esmeralda de Prat hundida a 42 metros en la bahía de Iquique. Después de 130 años de su hundimiento, la oportunidad de reencontrarse con la Esmeralda es un hecho que emociona a cualquier chileno y de mayor forma a los oficiales de marina, que por su actividad llevan en el corazón de marino los actos acontecidos ese 21 de mayo de 1879. Es por esta razón que para Jorge Kitzing, oficial a cargo de esta actividad fue esta experiencia sin duda la más emocionante de sus 32 años de marino.
Compartí en total con los 5 buceos más de 4 horas de permanencia en el fondo, recorriendo de proa a popa y de estribor a babor cada espacio de este glorioso buque. La emoción es tanta que a pesar de todo el tiempo buceando, siempre se nos hizo poco y nos costaba darnos cuenta que ya teníamos que ascender a la superficie.
Los buceos donde estuvimos una hora abajo no eran sencillos ya que nos obligaba a efectuar una descompresión al ascenso que duraba 57 minutos sumando todas las paradas a distintas profundidades. Bien valía la pena ese esfuerzo, la recompensa era mucho mayor.
Cada buceo era planificado en los aspectos de seguridad, técnicos y del trabajo a efectuar. Sabíamos antes de descender hacia donde iríamos y que se haría en cada sector. Sabíamos como comunicarnos en caso de emergencia y como proceder. Todos los buceos tenían por objetivo principal tomar las medidas requeridas para el proyecto, paralelamente se tomaban fotografías y filmaciones. La profundidad no otorgaba buena iluminación, haciendo necesario el uso obligatorio de linternas. Aún así el fondo en Iquique en ese lugar es más bien turbio y con muchas partículas en suspensión lo que dificulta bastante la visibilidad y la obtención de buenas fotografías.
A pesar de los años bajo el agua, la gloriosa Esmeralda aún mantiene su casco completo lo que permite darse una visión clara e inmediata de que parte uno está recorriendo. Pareciera que este buque de guerra de Chile estuviese dilatando su deterioro permitiendo mantener su historia ante los chilenos.
Aun así, su deterioro es inminente sobre todo en la parte de cubierta donde ya quedan pocos maderos, tanto la proa como la popa en su parte superior presentan gran deterioro. El costado a la altura de su amura de estribor colapsó cayendo hacia el interior del buque. El casco permanece apoyado en el fondo arenoso duro y en su interior el buque ha embancado gran cantidad de arena y materiales diversos.
Se pudo apreciar que aun hay cañones en su interior, al menos tres, asimismo varias piezas de la máquina, bombas, imbornales, munición de cañones, etc. Al exterior se aprecian parte de sus palos, tres anclas. El timón ya no está en su calzo. La hélice aparece como recién hundida, está intacta, al igual que los aparejos que se utilizaban para izarla cuando se navegaba a vela.
Como chileno y marino siento unas ganas de reflotarla y así permitir que infinitas personas puedan darse cuenta que la Esmeralda está ahí que la historia se puede hacer realidad parcial. Sin ser técnico en la materia de reflotamiento pero habiendo conocido el detalle de este buque y su estado pienso que bien valdría la pena el esfuerzo por sacarla, la alternativa es dejarla ahí y que en cien años más solo queden algunos restos sin forma. Quizás su lento deterioro es la señal para que la salvemos.