Después de varios días de coordinaciones Francisco logró formar el equipo de buzos para esta aventura, un trío para un Tech Diving, el cual lo componía Herbert Belmar, Francisco Inzunza y yo ( Daniel Malfanti), y un trío para un Open Water, el cual lo componía Jaime, Orlando y Gustavo. Y como telón de fondo estaba considerado efectuar esto en una hermosa Caleta de la zona central de Chile, Los Molles. Esta caleta ubicada a 130 kilometros al norte de Viña del Mar, nos recibió con un día maravilloso, y un mar en la más completa calma, sumado a esto la belleza del lugar.
Una vez en la playa comenzó la aventura, después de desembarcar el equipo y utilizar las instalaciones de Atmósfera 4, nos dirijimos a un bote que habíamos coordinado para esta travesía, con todo el diverso equipamiento de buceo en el bote, todo esto bajo un sol abrazador, empezamos a empujar el bote al mar, lo cual fue relativamente sencillo, pero una vez estábamos flotando el patrón inetnto infructuosamente hacer partir el motor, lo cual no brindo frutos por lo cual a remos volvimos a la playa, ahí cambiamos la batería y zarpamos nuevamente, pero apenas estábamos a 40 metros de la playa volvió a fallar el motor, y nuevamente regresamos a la playa, el patrón al ver que las cosas no estaban bien decidió cambiar el bote, para ello fue necesario traspasar este pesado equipo a otro bote bajo ese calor casi infernal, considerando que todos estábamos con trajes secos. Pero quizo esta vez que la suerte nos acompañara y zarpamos ahora sin problemas, después de unos diez minutos de navegación llegamos a sector lleno de roqueríos y un oleaje considerable. Ahí nos terminamos de organizar, y decidimos que el buceo Tech sería primero y posteriormente estuvieran en el agua irían los buzos Open Water.
Nos equipamos con bastante facilidad y así fuimos ingresando al agua, una vez en ella pudimos comprobar la gran claridad y visibilidad que había,casi 15 metros, junto a Francisco y Herbert inicie el descenso, llegamos incialmente a unas rocas cubiertas de esponjas de los más diversos colores, estábamos a 22 metros de profundidad, de ahí fuimos descendiendo por unos callejones entre las rocas, yo iba probando mi cámara fotográfica una y otra vez, y Francisco filmaba apoyado por un sistema de luces que parecía un pulpo.
Fuimos avanzando por diversos lugares, todos los cuales mostraban como las esponjas reinaban en este lugar, acompañadas de mucha vida marina, aquí los rollizos eran innumerables, incluso pude ver un blanco. Ibamos recorriendo estos roqueríos a una profundidad de 39 metros promedio, y se podía apreciar como caía con mayor profundidad los roqueríos como queriendo invitar a conocerlo, pero debería ser otro día, pues nuestros gases no lo permitían. Al llegar a un roquerío le pedi a Herbert que se detuviera objeto probar unas fotos.
El tiempo de fondo nos estaba marcando el inicio del retorno a superficie, pero para ello recorrimos la ruta sobre unas rocas, las cuales estaban coronadas por una esponja con forma de corona, como indicando la majestuosidad del lugar.
Francisco hace las señas y comenzamos el lento proceso de descompresión, parada de micro burbujas, y las etapas de oxígeno, transcurridos 86 minutos volvimos a superficie, tiempo en el cual tuvimos temperaturas en el agua entre los 9 a 14 grados Celsius.
En el bote ya estaban nuestros amigos, los cuales realizaron el buceo a una profundidad de 22 metros, y quedaron maravillados por la belleza del lugar.
De ahí iniciamos el regreso a la Caleta, y después de una dura labor de descarga, observamos un pequeño pero bonito restaurant en la playa, que estaba al lado del centro de buceo, y que recién se estaba a abriendo el "Rompe Ola", ahí pasamos a comer un muy buen menu, objeto compartir nuestras vivencias bajo agua, el cual era principalmente acompañado por una "reineta frita o a la plancha", un almuerzo excelente, todo lo cual era atendido por sus hermosas dueñas, simplemente lo recomiendo.
Dentro de las vivencias quedaron muchas inquietudes, que esperamos que en futuros buceos las resolvamos.
Buenas aguas, Daniel Malfanti.
